lunes, 30 de agosto de 2010

Las siete palabras, desde mi propia cruz.

En mis ratos más aciagos (abrumado por esa seguidilla ruín de días de la semana infinitos (por laborables y madrugadores) en que me ví envuelto, sin opción a reclamo, hace poco más de seis años, cuando pasé a formar parte de la orgullosa y pundonorosa (¿?) masa laboral peruana), y en momentos en los cuales, las ganas me abandonan dejándose ganar terreno por el aburrimiento, la desidia y el desgano, (digamos, como a las ocho y media de la mañana de todos los lunes a viernes) viendo a mi lado, la vida pasar, encerrado en una oficina de dos por medio (literal y metafóricamente), lo primero que se pone en el tambor de revólver en que se convierte mi lengua, como una bala afilada apuntando al cielo, ansiosa por dispararse en busca de una respuesta, es la cuarta frase dicha por Jesús en la cruz: “Dios mío, ¿porqué me has abandonado?.

En medio de aquel desmadre mañanero, metafísico, religioso, existencial, y sin nada que hacer por ser un lunes de esos casi felices en los que no hay chamba acumulada, la conexión a internet de la oficina es impoluta y la vocación de cronista (obviamente frustrado) se mezclan con la frase de Cristo, nuestro señor, es que termino envuelto en la creación de un post que quizá para algunos sea una blasfemia, una falta de respeto o simplemente una mierda mal escrita, pero que a mi, me servirá como catarsis, como terapia o, mejor aún, como escudo de protección ante la mirada de mi jefe (pensará por mi gesto circunspecto mirando el monitor y tecleando fervorosamente (sin imaginar siquiera mi verdadero propósito: googlear las siete palabras de Jesús en la cruz y el orígen de la palabra trabajo en horas también de trabajo, además), que me desvivo redactando algún informe).

TRABAJO: etimológicamente deriva de la palabra tripalĭum (tres palos), tipo de tortura medieval de cuyo nombre en latín se extendió el verbo tripaliāre como sinónimo de torturar o torturarse, palabra que posteriormente mutó en el castellano arcaico a trebejare ya con el significado de esfuerzo, de la que años después surgió la palabra trabajar como sinónimo de laborar.

Reconociendo todos, el calvario de Jesús en la cruz como una tortura y sabiendo ahora, que etimológicamente la palabra trabajo le debe su orígen al nombre (también) de una tortura, es que recuerdo mi frase en forma de bala afilada de las ocho y media de la mañana como una asombrosa coincidencia, la cual emplearé como punto de partida para hacer un paralelo entre mi agonía en un dia de trabajo cualquiera y la agonía de Jesús en la cruz. Con el perdón de los cristianos.

1) Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen : esta primera frase es aplicable en todo el sentido que darse pueda, en el sector público, en el que lamentáblemente trabajo y en el que nadie tiene la más puta idea de porqué está, ni de qué hacer, y si lo saben, no lo hacen notar, no merecen perdón, pero bueno, por bondad cristiana, Padre…ya tu sabes.

2) Hoy estarás conmigo en el Paraíso : es la promesa que le escucho al tic tac de mi reloj cuándo está por marcar la hora de salida, el paraíso es mi cama y en agradeciemineto por no marchar tan lento, llegando a casa, arropo mi humilde Casio, con su franelita de Hiraoka, bajo mi almohada. A golpe de diez de la noche, somos paraíso.

3) He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre : Llegando a casa y hablándome a mi mismo, me presento a mi propia madre, quien me espera en casa con el resumen de las novelas (que no puedo ver por andar de idiota trabajando) y con una sopa a la minuta calientita, haciéndome olvidar el martirio del dia a dia. Te quiero má.

4) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? : A mí, que me bauticé de niño y sin que me lo preguntaran siquiera, a mi, que hice la primera comunión con quema de pecados y todo, a mi que estudié en colegio de curas, que fui boy scout y canté en el coro de la iglesia frente a mi casa, a mi que actué de Mateo en semana santa y aguanté que me hicieran el lavado de pies frente a cientos de viejas morbosas, a mi, a tu hijo que no toma, no fuma ni baila pegadito, ¿por qué me has abandonado?, y aquí todavía, en el sector público.

5) Tengo sed : para ser sincero, esta frase viene a mí sólo los fines de mes cuando ni siquiera puedo pararme al comedor de la oficina a tomar un té, debido a la cantidad de trabajo acumulado y para ahorrar en idas al baño además, realmente, son días de mucha sed.

6) Todo está consumado : ésta también es de fin de mes, cuando comparo el sueldo con los pagos de tarjetas de crédito, dando como resultado un número negativo. Todo está consumado y también consumido.

7) Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu : ésta de aquí, es mera consecuencia de la anterior y con la cual, ya tengo podrido a mi viejo. Rumbo a su habitación, para pedirle un préstamo de hombre a hombre, voy carraspeando para endulzar la voz y practicando el gesto, pongo cara de hijo niño y repito en tono consternado y melancólico la letanía de todos los meses: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, que si no, todos los bancos del Perú vendrán a empapelarte la puerta.

4 comentarios:

Inma dijo...

¡XXdd, empiezo a pensar que necesitas terapia! Por lo de la fobia al trabajo, digo.

Y graaaacias por colgar a MI Sabina, qué maravilla ese "Contigo".
Por cierto,no hallo la manera de pasarte un mensaje privado. Aunque lo nuestro sea imposible, podríamos charlar algún rato.

Erick M dijo...

Terapia hacen los que quieren curarse, y yo estoy casi feliz asi, por lo demás, búscame en el facebook como Erick Mavila. Gracias por el coment

Anónimo dijo...

Dios nos libre de la administración pública. Me he sentido identificada hasta en las tarjetas que no tengo (a mi padre gracias) y sí, es una tortura y ya veo que vamos creciendo en número los que nos damos cuenta. Lo mio es otra cosa, qué oficina ni mil memos... a mí con impresiones en blanco y negro y en modo ahorro?

Erick M dijo...

Somos dos ya (o más, creo), pensé que era el único con calvario propio. Gracias por el coment, ojalá sigas leyéndome.