viernes, 30 de abril de 2010

Confesiones de otoño

Hace días no consigo dormir, creo que buscando la gloria, leyendo y releyendo a mis autores favoritos, a los que no conocía, a los recomendados, a los sin querer hallados, buscando entre sus frases, la inspiración divina de crear un buen texto, (o una novela, con suerte y de un tirón) del cual sentirme orgulloso y que quiebre la anchísima barrera entre mi escritor aspirante, y el que anhelo ser.

Hace días no consigo dormir y ando con ojeras de campeonato, durmiendo mal y poco, tratando de meterme en la piel de Bryce o Wilde, a ver si me contagian algo de genialidad, invocando a los espíritus de Joyce, Sthendal, del mismísimo Roberto Bolaño, (gracias Jaime por el libro), tomando jugo y no whisky, por abstemio y por las dudas siempre en vaso, para encontrar la inspiración en el fondo.

Hace días no consigo dormir, tratando de escribir mi propio "Un mundo para Julius", mi propio "Fantasma de Canterville", mi propio "Ulises", y me paso horas enteras con la pantalla en blanco, sin conseguirlo, dando fin a mis insomnios con boleros cantineros frente al espejo y con guitarra en mano, y mozo sírvame la copa rota...sírvame que me destroza esta fiebre de obsesión.

Hace días no consigo dormir, leyendo biografías de escritores famosos, queriendo encontrarme en alguna imagen de sus inicios, de sus frustraciones, de sus fracasos, para darme fuerza y seguir en esta lucha por el reconocimiento que no pensé sería tan dura, y que a pesar de todo me viene bien.

Hace días no consigo dormir, escribiendo obras maestras, que en segundos mutan a bodrios impertinentes, impublicables, ilegibles, totalmente deshechables, que me hacen dudar, como tantas veces, de la que pienso y siento es mi real vocación, la de escritor, quizá solo sea un entusiasta y aplicado lector, y no haya nada mas allá de eso para mí.

Hace días no consigo dormir, envuelto en un afán suicida por combinar palabras en sincronía perfecta que me permitan dar a luz, la novela con la que todo aspirante a escritor sueña, respetada como una de Borges, vendida como una de Brown.

Hace días no consigo dormir, pensando en el futuro, a veces con alegría, la mayoría con miedo, con ansiedad, con horror al fracaso, sintiéndome un poco mas viejo como para encontrar una tardía vocacion, quiza inexistente. Vete al carajo, diría mi yo niño a mi yo adulto, quise ser músico, chofer de bus interprovincial, escritor, probador de colchones, mendigo, millonario, todo menos esto, y además con corbata, imbécil, asi terminaría su lapidación moral...estoy de acuerdo.

Hace días no consigo dormir, y me cuesta levantarme cada vez mas, sin sentirme Gregorio Samsa, Martín Romaña, o lo que es peor Erick Mavila, hace dias no consigo dormir, buscando la gloria, aunque sea un segundo, aunque sea prestada, aunque nunca llegue a ser mia.

jueves, 15 de abril de 2010

Sueño de una noche de aeropuerto.

Me quedé sólo, mirando al cielo, hasta que volviera. Serían un millón de aviones, los que tendría que esperar hasta volver a verla, sentado al pie de los gigantescos ventanales (que así prometí esperarla, contra su voluntad, pero en favor de mi nostalgia) de aquel aeropuerto cálido en abrazos y sonrisas de gente que ya había llorado sus propias distancias, y que no alcanzaba a consolarme.

Empecé a odiar al mundo por ser tan ancho y sobre todo tan ajeno, empecé a odiarme por no poder renunciar a todo lo que me ataba a esta ciudad, mas de mierda que nunca, y a odiar a los gloriosísimos Estados Unidos de Norteamérica, por llevársela, por lejano y desarrollado, por rico y de primer mundo, y también al Perú pero por todo lo contrario.


Pasé los últimos tres meses, antes de su partida tratando de convencerme de que un año era poco, de tranformarlo a segundos, para que fueran terminando más rapido, para hacer la espera más corta, para...ya no importa, se había ido y eso era todo en aquel aeropuerto inmensisimo, su ausencia.

Siempre pensé poder manejar mejor mi tristeza, a pesar de haber sido criado entre las mujeres más buenas, y más sensibles, y más inteligentes y más amantes de novelas made in Televisa del universo entero, pero en situaciones extremas, como cuando el amor de la vida toma un avión y se aleja de uno, es cuando te das cuenta de qué estas hecho, y aquella vez descubrí mi materia prima, pura menudencia, plumas de ganso (y no por lo fino) y un bacín para empozar las lágrimas.



Regresé mis pasos rumbo a la salida como queriendo huir, olvidando mi promesa, no soportaba ni un segundo más viendo el mismo corredor por el que la ví partir y darme su última sonrisa, la más triste de mi vida. Me sentí desorientado, como inconciente, y si alguien me cuenta que anduve desmayado por la vida un año entero, lo creo.

Durante los últimos siete años, antes de la vez en el aeropuerto, anduve feliz y de la mano para todos lados con Ximena, iba a ser muy difícil mantener ahora, el equilibrio fisico y sentimental de mi cuerpo al caminar solo, era un adicto, convicto y confeso a sus manos, las que al tomar las mías, las endulzaba hasta volverlas en manitas.

Cuando logré arrancar mis ojos, de todo lo que me recordaba el segundo antes de su partida, tomé por asalto la calle y caminé como desquiciado por plazas y parques, jirones y avenidas, sin saber la hora, sin recordar desayuno, almuerzo o cena, no se cuánto tiempo estuve así, ni cuanto iba a durarme, quizá un año, quizá...

Me despertó el timbre del celular, eran las seis de la mañana, hola amor, ¿como amaneciste?, ¿me acompañas a la embajada?, hoy es mi entrevista, ¿te acuerdas?...Ernesto, Ernesto, amor ¿estas ahi?, Ern...en ese instante morí por darle un beso, por abrazarla, por contarle lo mal que uno la pasa lejos de ella, pero soporté el llanto, como alistándome para mi sueño, para lo que iba a pasarme, cuando ya no estuviera cerca.

lunes, 12 de abril de 2010

Acerca de un amor que dejó de andar.

Um dia de domingo - Gal costa & Tim maia
.
Leer, escuchando la canción.


Jesica y Gonzalo, fueron amigos cinco años antes de aquel primer beso y de aquel amor tardío que los asaltó de la forma mas natural e inocente para alegrarles y joderles la vida al mismo tiempo.

Hoy entiendo su historia como un error en el tiempo de arribo, como en los aeropuertos, cuando un avión con retraso te cambia el destino
inmediato, sin tener jamás la oportunidad de saber si fue para bien o para mal.

El de Jesica y Gonzalo fue un amor de esos que no son imposibles pero si impensables, y de esa forma, tal como empezó, pretendieron terminarlo, sin cálculos malidicentes y con todo el amor del mundo, para no dañar a quienes los amaban y a los que de alguna extraña manera, ellos tambien querían.
Siempre fue un amor de cuatro del que solo supieron ellos dos.

Jesica había postergado ya incontables veces el matrimonio que encajaba a la perfección en su plan de vida hasta antes del primer beso que desencadenó toda esta historia, quizá con la absurda, pero enamoradísima idea que Gonzalo en nombre del gran amor que sentia por ella, abandonaría a su mujer, y al sentirse respaldada por esta muestra de amor infinito, poder encontrar el valor que tanta falta le hacía para enfrentar a Hector, su novio, y contarle que ya no soñaba con él, que hace un año hacía el amor con Gonzalo y que deseaba que fuera asi para siempre.

Del lado de Gonzalo, que fue del que más cerca estuve, puedo contarles que, sí, efectivamente amaba a Jesica y hasta las lágrimas, cuando pensaba en las veces en que acabándosele las excusas, Jesica debia ceder a los pedidos sexuales de Hector, al que aún queria pero con el que sus cada vez mas esporádicos escarceos carnales, le hacían pensar en los brazos de Gonzalo, y como a toda historia de amor,
a ésta tampoco podía faltarle la complicación, Gonzalo amaba también a Valeria, su mujer, con la que habían sido novios desde niños y como comprenderán era muy difícil borrar algo así de un plumazo, por mas amor que este traiga consigo, además en su propia balanza amorosa, sus hijos eran el peso determinante en el resultado final.

Aquél último día, que así eligieron despedirse, guardándose como un buen recuerdo, se citaron en el hotel de siempre, Jesica llegó primero, como de costumbre y esperó a Gonzalo dentro de la habitación, también de siempre, la quinientos seis, por favor. Diez minutos después llegó Gonzalo, tomó el ascensor, se aproximó a la habitación, y encontró la puerta sin pestillo, la luz a medias y a Jesica sentada
al pie de la cama con lo que parecía ser un parte de matrimonio, entre las manos.

-Me caso en dos meses - comentó Jesica con la voz mas triste del mundo-.

Gonzalo, quien sabía que en algún momento irremediablemente, esto pasaría, aún no estaba listo para toda la descarga de angustia y pena, mezclada con rabia e impotencia que dicha afirmación, estaba seguro, causaría en el resto de los dias que vendrían sin ella, solo atinó a sentarse a su lado, tomó el parte y leyó mil veces los nombres de los novios esperando en una de tantas encontrar el suyo escrito en lugar del de Héctor.

Ambos quedaron en silencio por mucho más tiempo del que hubieran querido, ninguno de los dos deseaba realmente que esto terminara, a pesar de mirarse como despidiéndose. En un acto reflejo dictado por fuerzas ajenas a ambos empezaron a desvestirse pero sin la pasión que caracterizaba sus encuentros furtivos, si no con todo el amor y la ternura del mundo como si tuvieran toda una vida para contemplarse, besaron delicadamente cada rincón del cuerpo del otro que ambos conocían a la perfección, como queriendo guardarse en la memoria, tal y como deben ser todas las ultimas veces de nuestras vidas, con la calma y el detenimiento que nos merece aquello que
nos ha dado tanto y que probablemente jamás volvamos a ver.

Tendidos en el piso de la habitación que antes les habia parecido tan grande y tan pequeña ahora como para esconderse el resto de la vida, les cayó la noche y los minutos finales de su historia juntos, no cruzaron palabra en todo el dia, solo miradas, caricias y algunos besos y algunas lágrimas.

Aun desnudos Jesica y Gonzalo se fundieron en un último abrazo, que de preguntarles hoy quizá dirían que duró para siempre, cubrieron sus cuerpos con la ropa que tantos recuerdos les traeria luego, para empezar la real despedida.

Dejaron la habitación un lunes once de marzo, al bordear las diez de la noche, la boda de Jesica será en junio de este año, al escribir esto faltan dos meses para que la historia termine realmente, se que podrían pensar (y con toda la razón del mundo)que ambos están dañando a las personas que amaron primero, pero no he pretendido juzgar la historia simplemente contarla, tal y como llegó a mí...como en los aeropuertos cuando un avión con retraso te cambia el destino inmediato, sin tener jamás la oportunidad de saber si fue para bien o para mal.