viernes, 25 de junio de 2010

Del año en que lloré dos veces.

Yo tenía ocho añitos y lloré, sin entender porqué, lloré, el llanto vino solito, un llanto raro, con bolita caliente en el pecho y no por golpe, corte, herida ni cocacho, si no de los que duelen más, un llanto de los del alma.

Diez de junio de mil novecientos noventa, flash a boca de urna, Fujimori sesentaidos por ciento, Vargas Llosa treintaiocho, el escritor de la primera novela que leí en mi vida, "La ciudad y los perros", no sería presidente, perdió, y ante un chinito chiquito, buena gente pero chiquito y no escritor, además.

Al ver el flash, sentí una opresión en la garganta que solo calmó, por decirlo de alguna manera, el llanto que vino luego, al ver llorar a mi abuela, los países merecen los gobernantes que tienen, y, a ti Varguitas, a ti, mi Varguitas, no te merecemos, hubieras nacido en España, carajo, sentenció, enjugándose las lágrimas, en uno de sus arranques recordatorios de abuelo español y con escudo, que te habrás creído, que le daba cada cierto tiempo.

Ocho de julio del mismo año, sobre el final del partido, penal a favor de Alemania, Brehme patea, Goycochea, el mejor arquero del mundo entero, se estira y no llega, gol alemán, Alemania campeón mundial, Argentina llora, Maradona llora y yo con ellos solo que más.

Aquel día, veía la tele con mamá (acotación previa y un poco extensa: nací en una familia sin Alianzas Limas, Us o Cristales, fui feliz, soy feliz y voy por la vida orgulloso de ello, así que estar viendo fútbol y con mi madre al lado, era ya una situación bastante extraña, pero justificada, debido a la fascinación que ejercía y ejerce aún, Diego Armando Maradona sobre mi mami, desde la vez aquella en que de novios con papá, fueron de viaje a Buenos Aires, a ver un Boca - River (pura moda y disfuerzo, ya que ninguno de los dos se explica hasta hoy, porque si los arqueros pueden tomar el balón con las manos, no aprovechan esa ventaja para atravesar la cancha y depositarlo en el arco contrario, de puro idiotas, dicen) y el "Pelusa", lanzó un beso a la tribuna, el cual, según mi madre fue dirigido y premeditado hacia su mejilla, quedó para siempre prendada del "pibe".), primero por adhesión a mi viejita, ese día mis gritos fueron albicelestes, pero con el transcurrir del encuentro, el hinchaje me salió solito, ya en los meses posteriores, conocí a Charly García, Fito, Calamaro (ya conocía a Cerati y su Soda Stereo) y mi nacionalización no oficial, fue total, pero esa es otra historia.

Luego del gol alemán, y al terminar el partido, lloré por segunda vez aquel año, por segunda vez con ese llanto de los del alma (de las otras formas había llorado bastante más), y con solo ocho añitos.

Al ver las lágrimas de Maradona y compañía, me hermané en dolor con un país campeón del mundo en el ochentaiseis y que hoy, cuatro años después y a punta de tener al mejor jugador del mundo entre sus filas, era el candidato de todos para revalidar su conquista, país al que con un gol tramposo y chapucero, le habían robado, como al Varguitas de mi abuela hace un mes atrás.

A partir de ese año y luego de tanto llanto de los del alma, decidí que sería escritor y que sería argentino, o mejor aún, un escritor argentino, como Borges, para que no me pasara lo del Varguitas de mi abuela, en un país que merecía a los gobernantes que tenía (¡dos veces Alan!, que paisito) y para reivindicar el llanto corajudo de todo un pueblo campeón del mundo en el ochentaiseis, cuna del mejor jugador también del mundo, y al que le robaron un mundial.

Yo tenía ocho añitos y lloré, sin entender porqué, lloré, el llanto vino solito, un llanto raro, con bolita caliente en el pecho y no por golpe, corte, herida ni cocacho, si no de los que duelen más, un llanto de los del alma.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Al fin, llegue primerita, de verdad un mate de risa tierno tu post, muchacho, alégrame el día más seguido con tus textos, eres genial. VALERIA N

Erick M dijo...

Gracias por leerme Valeria, que bueno que te guste el blog, gracias mil.

Lulu Ann dijo...

No te canses nunca de escribir, por que yo no me canso nunca de leer lo que escribes!

Luna dijo...

Llegué a casa con sensación de llanto y sabiendo porque, de ese con bolita caliente en el pecho como mencionas....y de pronto leo esta historia y la bolita se escurrió por mi pecho hasta desaparecer poco a poco...escribo ahora con una gran sonrisa en mi rostro...me senti tiernamente atrapada por cada una de tus palabras...eres un genio y no me lo refutes, no te lo permito..! lo eres y punto..!y no por que seas mi mas querido amigo ...bolita caliente en el pecho jeje..ay dios!!..eso sentire pronto cuando vea a tu hijo nacer...

Erick M dijo...

Gracias Liu, ojalá nunca te canses de leer, prometo yo no hacerlo de escribir, a pesar que falta poco para regresar al muladar.

Erick M dijo...

Gracias por seguir leyendo post tras post Luna, y de nada por la bolita caliente que ayudé a diluir, pronto estará listo el hijo, espero que crezca rápido para que me mantenga.

Angie dijo...

Debes haber sido retierno de niño, me a gustado tu post, una vez lloré así de niña pero hasta ahora no sé por qué jijij derrepente de vez en cuando nos hace falta...

Erick M dijo...

Gracias Angie por el piropo retrospectivo, es cierto, a veces necesitamos llorar y mejor si no sabemos porqué.