lunes, 19 de julio de 2010

Antes de saltar.

Miró al vacío como a una puerta de salida que la invitaba al sueño, a un desvanecimiento feliz, sus ojos se perdían en el infinito, intercalando el horizonte con la profundidad del abismo que decidió, sería su próximo y último destino, recordó a su madre, las caricias que tanto bien le hicieron y que tan poco duraron, recordó poco, recordó mal, las lágrimas volvieron borroso todo buen recuerdo en su memoria.

Apretaba los puños como queriendo aferrarse al viento que empujaba su frágil cuerpo hacia el abismo, los pies no obedecían su orden de salto, el corazón latía a golpe de penas, la vida, la triste vida que le tocó, desde que su madre partió de este mundo, se le iba escapando de a pocos, con cada paso hacia adelante, con la proximidad de la nada, la tierra áspera y agrietada, treinta metros más abajo, la esperaba, llamándola con voz suave a terminar entre sus brazos, polvo eres y en polvo te convertirás, recordaba Carmen, en el fondo, buscaba cambiar su historia, no quería morir, pero la vida, la triste vida…la obligó a llegar hasta ahí, total, solo sería cambiar de muerte, la muerte física le daría descanso a su alma muerta por tristeza crónica.

La ciudad empezaba a encenderse a sus espaldas, la tierra rompía sus formas bajo las plantas de sus pies, la mente iba desvaneciendo, y los recuerdos tristes se apoderaban del poco aliento de vida que la mantenía sin dar el paso decisivo al vacío.

La brisa del mar se mezclaba con lágrimas que le herían las mejillas, los ojos brumosos giraban buscando consuelo en el horizonte, estaba decidido, era el momento, la vida no fue justa (¿lo es alguna vez?), no habían segundas oportunidades, menos para ella, arrastró la punta de los pies, tanteando el espacio que le quedaba de vida, sintió el abismo entre las piernas, empezó el camino, fue largo, como de una vida entera, eran las seis de una tarde de invierno en Lima, una vida se esfumó en un acantilado cualquiera.

2 comentarios:

Luna dijo...

Sucede todos los dias en esta gris y por ahora fria ciudad. Lograste hacer quebrar el brillo de mis ojos...conmovedor en verdad. Que gusto que volvieras..

Erick M dijo...

Tu siempre tan bondadosa Luna querida.