lunes, 22 de marzo de 2010

...pequeña historia de algo inconcluso.

Aquel día, desperté al alba y con ganas de ser reconocido por mis queridos amigos Miguel y Cinthia como el mejor "regalador" de bodas del mundo, si no el más pudiente, al menos el más original. Quince minutos después ya había tomado el auto y enrumbado, no sin antes efectuar la higiene matinal, no completa pero suficiente, al barrio chino.
Ya en el camino, unos gruñidos aterradores me hicieron recordar que había olvidado el ritual del desayuno y no se me ocurrió mejor idea para invitarlos a callar que contarles en voz alta lo que más tarde, en cinco minutos, se los juro, estaríamos comiendo: una generosa porción de siu mais jugosos y calientitos, flanqueados por unos riquísimos trozos de chicharrón ahumado que sólo he podido encontrar en el chifa de la ancianísima, buenísima y de mi mamá amiguísima señora Lock - Tataje, linda y sobretodo contundente cuando de alimentar amigos e hijos de estos se trata.

Lluego de infructuosos esfuerzos por encontrar un lugar donde estacionar, hallé uno casi a diez cuadras de mi objetivo. Dejé el auto, ya empezaba a hacer calor, un calor de los que amenazan con el infierno en la tierra para el mediodia.

Fue así que: hastiado, podrido, sudoroso y odiando al mundo entero, juré que mi siguiente viaje al barrio chino no sería en taxi, ni en bus si no como los machos, a pata limpia, si bien no pidía comprarme un helicóptero, al menos podría canjear las tres horas de negociaciones con veinte taxistas antes de que uno de ellos acepte traerme hasta Abancay o a alguna de sus paralelas, por menos de quince soles, aún así sea desde la plaza Manco Cápac (mucho tráfico flaco), por algo de ejercicio cardiovascular que tanta falta me hace.

A pesar de todo, iba convencido de hacerles el mejor regalo de bodas, sus nombres grabados en la acera del mismísimo barrio chino, me aproximé a la caseta de informes y expliqué lo que andaba buscando con mi mejor sonrisa y tono de voz; dos minutos bastaron para romper en pedacitos mi tan original regalo que no iba a ser de esos grabados en ladrillo color rojo, que por abundantes se pierden entre el tumulto si no de los de mayólica que se ven tan singulares y sobre todo importantes.

- Imposible señor, los de color blanco estan reservados para instituciones, personas jurídicas y algunas celebridades - me indicó cortésmente la señorita de los informes -.
- Entonces...podríamos escribir: "Miguel y Cinthia por siempre S.A" o S.A.C, si, creo que se verá más bonito S.A.C, sociedad anónima cerrada, por lo de la privacidad y la fidelidad, usted me entiende ¿no? - comenté inocentemente tratando de salvar la situación -.

No causó mucha gracia mi ocurrencia, que fue en verdad sin ánimos de burla, y ya muy tarde noté mi desatino cuando en un tono menos amable, me di en las narices con un "imposible" que ya ni siquiera acompañaba al "señor" ni a la cortesía de hace un rato.

Sin ganas de argumentar debido al calor infernal, a la cola detrás de mi y a las diez cuadras que me esperaban, tan largas y burlonas, di media vuelta y dirigí mis pasos con rumbo al Jirón de la Unión, en busca de una plancha, una licuadora o algún regalo de aquellos, como para personas naturales.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A la mia con tu presencia hubiera bastado, pero no me hiciste el honor, Q original niño, Besos!!!
Clau

Erick M dijo...

clau sabado al medio dia no pues, si te vuelves a casar trata de hacerlo, en la noche y no en verano.

Suna dijo...

Cuando va a despertar Caquito? Creo q quieren que no lo vean despierta! Otro soñador vagabundo por el mundo!!! Estamos infectando al mundo con inytecciones de ocurrencia y salvajismo! SAY NO MORE.

A Volar

Suna dijo...

Cuando va a despertar Caquito? Creo q quieren que no lo vean despierta! Otro soñador vagabundo por el mundo!Estamos infectando al mundo con inytecciones de ocurrencia y salvajismo! SAY NO MORE.

A Volar!